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viernes, 2 de septiembre de 2016

GANGLION ACROMIOCLAVICULAR

En la exploración, Jose Domingo presentaba una tumoración redondeada de 2 cm de diámetro, localizada en la región superior del hombro izquierdo, adyacente al extremo distal de la clavícula y articulación acromioclavicular . No se evidenciaban signos inflamatorios cutáneos perilesionales. A la palpación, la superficie de la lesión era lisa, no dolorosa y parcialmente fluctuante, estan
do adherida a planos profundos.
Le  realizamos una RX de clavicula izquierda, donde podemos apreciar un aumento de partes blandas en la articulacion acromioclavicular.


En base a estas pruebas, establecimos el diagnóstico de ganglion acromioclavicular 

Los gangliones o quistes sinoviales son tumoraciones quísticas benignas que surgen asociados a una estructura sinovial, formándose a expensas de una articulación o vaina tendinosa.

Son lesiones con una incidencia relativamente frecuente, y su localización más común con diferencia es el dorso de la muñeca, siendo asimismo habituales los gangliones en el dorso del pie (tobillo y tarso) y en las vainas de los tendones flexores de los dedos de la mano.

Se han descrito gangliones originados de otras muchas articulaciones, generalmente las grandes articulaciones de los miembros (rodilla, articulación coxofemoral, glenohumeral)

 El ganglión es una lesión de partes blandas que puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en adultos jóvenes. Su incidencia es mayor en las mujeres. Se trata de estructuras saculares, de tamaño variable, que se comunican de una forma más o menos evidente con la articulación o vaina tendinosa con la que se asocian. En la mayoría de los pacientes, sobre todo en los jóvenes, la etiología es idiopática, y no se asocia a ninguna patología reumatológica subyacente. Sólo en ocasiones se documenta una historia de traumatismo o microtraumatismos de repetición previos. Otras veces, el ganglión aparece en el contexto de alguna patología osteoarticular que condiciona el desarrollo del ganglión, como la artrosis, la artritis reumatoide y otras artropatías inflamatorias crónicas, o lesiones meniscales y ligamentosa 

Se desconoce la patogenia de los gangliones, aunque se ha postulado la existencia de un mecanismo valvular unidireccional en la comunicación entre la articulación y el ganglión, que condicionaría el acúmulo y concentración del líquido sinovial en el ganglión. 

 Los gangliones suelen ser indoloros, y cuando originan síntomas, estos suelen ser muy discretos, en forma de molestias cuando se moviliza la articulación o estructura tendinosa de la que dependen. Su aspecto a la exploración es el de una tumoración de superficie lisa y bien delimitada, redondeada, de tamaño muy variable, no dolorosa o poco dolorosa a la palpación. Su consistencia es variable, desde dura hasta blanda y fluctuante, en función de la tensión del contenido del ganglión. No se adhiere a la piel adyacente, que tiene un aspecto normal, sin signos inflamatorios. Aunque puede aparecer súbitamente, por lo general crece a un ritmo lento, no es raro que en su evolución desaparezca de forma espontánea. También se pueden apreciar cambios del tamaño en relación con el movimiento articular. 

No suele presentar complicaciones ni afecta a la función articular, excepto cuando por su volumen origina compresiones nerviosas o limitación de la movilidad articular. La rotura de un ganglión o su infección son excepcionales. 

El diagnóstico del ganglión es fundamentalmente clínico, y se basa en la exploración física de la lesión. En cuanto a las pruebas complementarias de imagen, la radiología simple únicamente muestra un aumento de partes blandas, o la existencia de lesiones en la articulación cuando el ganglión se asocia a alguna patología reumatológica. El diagnóstico de confirmación se efectúa mediante ecografía o resonancia magnética, que permite comprobar la naturaleza quística y el contenido líquido de la lesión sin evidencia de flujo
El manejo terapéutico del ganglión debe ser básicamente conservador, tranquilizando al paciente y asegurándole la benignidad del proceso y la rareza de las complicaciones. Lo más razonable es adoptar una actitud expectante, ya que con frecuencia los gangliones pueden involucionar y desaparecer espontáneamente, lo que refuerza todavía más este manejo conservador. Aunque pueden desaparecer tras ejercer sobre ellos una presión (maniobras de aplastamiento), lo habitual es que recidiven. No se ha demostrado que los AINEs sean efectivos. 

Cuando el ganglión produce síntomas, alcanza un tamaño considerable o se objetiva un crecimiento del mismo, así como por motivos estéticos, se puede intentar su tratamiento mediante la evacuación del quiste por punción, que puede ser acompañada por la infiltración de un corticoide de formulación depot. También son muy frecuentes las recidivas tras la infiltración. En estos casos se debe considerar el tratamiento quirúrgico, en el que se debe extirpar el ganglión junto con su pedículo de comunicación con la cápsula articular, para prevenir las recurrencias que se producen tras la excisión simple del quiste.

En el caso de Jose Domingo, informamos al paciente. Reinterrogando, nos comentó que unos meses antes había tenido una caida de bicicleta, deporte que practica con frecuencia, golpeándose la zona del hombro izqdo, pero no le dió mayor importancia. Acordamos dejar evolucionar el ganglion y volver a consultar en caso de crecimiento o molestias.

Y ahora, vamos a darnos otro paseo en bicicleta, pero sin caernos, claro....


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