El carcinoma basocelular es el tumor cutáneo maligno más frecuente y supone el 60% de los tumores de piel. Se trata de un tumor cuya incidencia aumenta con la edad, siendo el 80% de los pacientes mayores de 50 años. Presenta una incidencia algo mayor en el varón con una distribución hombre-mujer de 2:1.
Procede de las células de la capa basal de la epidermis y de los folículos pilosebáceos, sin afectar a mucosas de manera primaria.
Pese a tratarse de un tumor maligno, metastatiza excepcionalmente. Esto hace que también se le denomine “epitelioma basocelular o basalioma”, haciendo referencia a su carácter “más benigno” en relación con otros cánceres cutáneos donde las metástasis sí son frecuentes, como ocurre con el carcinoma epidermoide y con el melanoma. Sin embargo sí tiene poder destructor local, lo que unido a que su localización más frecuente es la cara, hace que el diagnóstico y tratamiento precoces sean muy importantes.
Procede de las células de la capa basal de la epidermis y de los folículos pilosebáceos, sin afectar a mucosas de manera primaria.
Pese a tratarse de un tumor maligno, metastatiza excepcionalmente. Esto hace que también se le denomine “epitelioma basocelular o basalioma”, haciendo referencia a su carácter “más benigno” en relación con otros cánceres cutáneos donde las metástasis sí son frecuentes, como ocurre con el carcinoma epidermoide y con el melanoma. Sin embargo sí tiene poder destructor local, lo que unido a que su localización más frecuente es la cara, hace que el diagnóstico y tratamiento precoces sean muy importantes.
Factores de riesgo :
- Exposición solar crónica.
- Fototipo piel I/II.
- Tratamiento previo con radioterapia.
- Ingestión de arsénico de manera crónica.
- Inmunodepresión.
- Predisposición genética:
- Síndrome de Gorlin o del nevo basocelular múltiple.
- Síndrome de Bazex.
- Xeroderma pigmentos
El carcinoma basocelular se caracteriza por ser muy heterogéneo desde el punto de vista clínico, lo cual en ocasiones puede hacer difícil su diagnóstico. Su localización más frecuente es en la cara. Posee un crecimiento lento e indoloro, aunque como señalamos anteriormente, al evolucionar puede llegar a producir invasión y destrucción de estructuras vecinas.
La presentación más frecuente es en forma de pápula perlada con telangiectasias en su superficie, que tiende a localizarse en al canto interno del ojo, nariz, o frente. Corresponde al 95% de los carcinomas basocelulares. Al evolucionar puede ulcerarse en el centro de la lesión, aunque los bordes conservan las pápulas perladas características. En algunos casos esta ulceración se produce de manera precoz y masiva, denominándose entonces ulcus rodens, que es una forma poco frecuente pero más agresiva.
Otras formas clínicas son:
Carcinoma basocelular esclerodermiforme: placa lisa de aspecto brillante, plana y a veces ligeramente deprimida de bordes mal definidos que recuerda a la morfea. En ocasiones podemos observar en sus márgenes el aspecto perlado y las teleangiectasosa típicas de este tumor. Es característico que el crecimiento en profundidad de estas lesiones exceda los límites que podemos observar clínicamente.
Carcinoma basocelular superficial: placa rojiza sobreelevada con superficie descamativa, que se localiza preferentemente en el tronco. A veces puede presentarse como múltiples lesiones, estando en este caso relacionado generalmente con exposición previa a arsénico.
Todas las formas clínicas del carcinoma basocelular pueden aparecer como lesiones pigmentadas, lo cual dificulta el diagnóstico diferencial con el melanoma.
La localización del carcinoma basocelular en las extremidades inferiores generalmente se asocia a presentaciones atípicas, pero sobre todo hay que pensar en ellos en lesiones ulcerosas de larga evolución que no responden a los tratamientos convencionales de las ulceras y que además presentan crecimiento progresivo.
El diagnóstico del carcinoma basocelular es clínico. Es fundamental conocer la existencia de otros tipos de presentación además del característico de pápula perlada. El diagnóstico definitivo se realiza mediante confirmación histológica por biopsia.
El diagnóstico diferencial del carcinoma basocelular es amplio debido a la variedad de sus formas clínicas. Se plantea principalmente con las siguientes entidades:
- Queratosis actínica: sobre todo en la cara.
- Queratosis seborreica: que suele plantear diagnóstico diferencial con las formas pigmentadas de carcinoma basocelular.
- Tumores de los anejos cutáneos: sobre todo los tricoepiteliomas y los hidrocistomas apocrinos.
- Nevus melanocítico sobre todo en la cara con los nevus melanocíticos intradérmicos.
- Melanoma: en los casos de basocelular pigmentado.
- Enfermedad de Bowen: sobre todo en las formas en el tronco con la forma superficial de carcinoma basocelular.
- Carcinoma epidermoide: sobre todo en lesiones que asientan sobre queratosis actínicas. De hecho sobre estas pueden aparecer ambas lesiones, carcinomas basocelulares y epidermoides.
Para el diagnóstico dermatoscópico del CBC, en primer
lugar deberá estar ausente la red pigmentaria como criterio de lesión melanocítica, aunque puede observarse en
forma excepcional.
En segundo lugar, debe hallarse al menos uno de los
siguientes criterios específicos de CBC
1-Patrón vascular típico (vascular pattern): corresponde
a la dilatación vascular y es el único criterio presente en las
lesiones no pigmentadas. Incluye a los vasos arboriformes
(arborizing telangiectasia) y a los vasos cortos truncados.
Debido a su ubicación en la dermis superior se observan
de color rojo brillante y bien enfocados . Este patrón vas-
cular se observa en el 52% a 82% de los CBC con una
sensibilidad diagnóstica del 96,1% y una especificidad del
90,9%
2-Ulceraciones (ulcerations): pueden ser únicas o múlti-
ples y se producen por la pérdida parcial o total de la epider-
mis o dermis superior. Están presentes en el 27% a 39% de
los CBC y para considerarse un criterio diagnóstico, debe
descartarse que sean de origen traumático
3-Estructuras en forma de hoja o digitiformes (leaf-like
areas): también llamadas estructuras en hoja de arce. Son
prolongaciones bulbosas de color azul-gris o marrón-gri-
sáceo, de localización generalmente periférica, y corresponden a nidos tumorales pigmentados en la dermis su-
perficial 6. Se hallan presentes en el 15 % de los CBC y tienen una
especificidad diagnóstica del 100%.
4-Grandes nidos ovoides azul-gris (large blue-gray
ovoid nest): son estructuras redondeadas u ovaladas, de
límites relativamente netos, de color azul-gris, presentes
en el 47% a 55% de los CBC
5-Múltiples glóbulos azul-gris (blue-gray globules): son
similares a los nidos pero de menor tamaño, generalmente
se distribuyen en forma agrupada y están presentes en el
27% de los CBC
6- Áreas radiadas o estructuras en rueda de carro
(spoke-wheel areas): son estructuras localizadas en la
periferia del tumor, constituidas por un eje central oscuro
del cual parten proyecciones radiadas de color azul, gris o
marrón, según la localización del pigmento. Correspon-
den a la presencia de cordones de células tumorales pig-
mentadas . Las áreas radiadas poseen una especificidad
del 100% pero solo se encuentran en el 9% a 10% de los casos.
Existen distintas posibilidades terapéuticas. La elección de uno u otro método depende de múltiples factores: localización, tamaño del tumor, tipo histológico, experiencia del médico, etc.
Entre los distintos tratamientos se encuentran (Bath-Hextall FJ, 2007):
Escisión quirúrgica: es la técnica de elección siempre que sea posible, dado que permite extirpar el tumor en su totalidad y realizar un estudio anatomopatológico posterior para determinar si los bordes de la pieza quirúrgica están libres. Una variante de esta técnica es la microcirugía de Mohs, en la que se realiza estudio histológico de la pieza en el propio operatorio de forma que se determina si es necesario o no continuar ampliando los márgenes de escisión; es una técnica empleada fundamentalmente cuando se afectan zonas comprometidas como por ejemplo los párpados. Es probablemente el tratamiento de elección en las formas esclerodermiformes.
El prónostico del carcinoma basocelular es excelente. Las metástasis aunque están descritas son excepcionales. Sin embargo no debemos olvidar que la evolución prolongada y sin tratamiento puede tener importantes consecuencias secundarias a su poder de destrucción local, especialmente si se afectan zonas como el canto interno del ojo, pabellón auricular, órbita, etc. Hay que tener en cuenta el hecho de que aproximadamente al 40% de los pacientes con un carcinoma basocelular presentarán una nueva lesión en los 5-10 años posteriores.
Escisión quirúrgica: es la técnica de elección siempre que sea posible, dado que permite extirpar el tumor en su totalidad y realizar un estudio anatomopatológico posterior para determinar si los bordes de la pieza quirúrgica están libres. Una variante de esta técnica es la microcirugía de Mohs, en la que se realiza estudio histológico de la pieza en el propio operatorio de forma que se determina si es necesario o no continuar ampliando los márgenes de escisión; es una técnica empleada fundamentalmente cuando se afectan zonas comprometidas como por ejemplo los párpados. Es probablemente el tratamiento de elección en las formas esclerodermiformes.
Curetaje y electrocoagulación: esta técnica consiste en la extirpación mediante una cureta, en base a la mayor friabilidad del tumor en relación a piel sana. Posteriormente la zona tratada se electrocoagula para eliminar restos. El inconveniente de esta técnica es la imposibilidad de confirmar la extirpación total.
Criocirugía: tratamiento con nitrógeno líquido. Puede emplearse en lesiones pequeñas, aunque no permite confirmación histológica ni determinar si la extirpación ha sido total.
Radioterapia: sus indicaciones fundamentales son las lesiones grandes, si fracasa el tratamiento quirúrgico o si éste resulta dificultoso, en personas de edad avanzada.
Agentes citotóxicos tópicos: el 5-fluoracilo puede emplearse únicamente en el tratamiento de carcinoma basocelular superficial.: este fármaco tiene un efecto inmunomodulador, induce una estimulación
de la respuesta inmune del individuo, que sería la encargada de eliminar
la lesión. Aprobado inicialmente para el tratamiento de verrugas
genitales, existen diversos estudios que constatan asimismo una acción
antitumoral, de esta manera se ha aprobado recientemente en Europa su
utilización para el tratamiento de carcinomas basocelulares
superficiales y nodulares de pequeño tamaño. Los inconvenientes de este
tratamiento se centran en que no tenemos control histológico de la
eliminación de la lesión tumoral, y su alto poder irritante.
Láser: es un tratamiento de difícil disponibilidad y que no permite control histológico. Por ello aunque no debe ser un tratamiento de elección, puede ser utilizado en casos seleccionados, como el síndrome de gorlin, en pacientes con pluripatología en que el tratamiento quirúrgico convencional puede suponer un riesgo o en localizaciones difíciles que precisarían para su tratamiento la realización de plastias. Puede emplearse CO2 o terapia fotodinámica.
El prónostico del carcinoma basocelular es excelente. Las metástasis aunque están descritas son excepcionales. Sin embargo no debemos olvidar que la evolución prolongada y sin tratamiento puede tener importantes consecuencias secundarias a su poder de destrucción local, especialmente si se afectan zonas como el canto interno del ojo, pabellón auricular, órbita, etc. Hay que tener en cuenta el hecho de que aproximadamente al 40% de los pacientes con un carcinoma basocelular presentarán una nueva lesión en los 5-10 años posteriores.
En nuestro caso, al sospecharlo, le hicimos la dermatoscopia de forma rapida y fue derivado al servicio de dermatologia de referencia, estando pendiente de escisión.