El asma es una condición crónica inflamatoria de las vías aéreas en la cual muchas células y elementos celulares juegan un papel. Inflamación crónica se ha asociado con hiperreactividad de la vía aérea que lleva episodios recurrentes de sibilancias, disnea, opresión torácica y todos particularmente la noche o temprano en la mañana. Esos episodios se asocian usualmente con obstrucción de la vía aérea dentro del pulmón, a menudo reversible espontáneamente o con tratamiento.
Desde la historia clínica, síntomas como dificultad respiratoria episódica, pecho sibilante, tos (especialmente nocturna) y sensación de opresión torácica, sugieren el diagnóstico. Éstos síntomas generalmente tienen asociada la exposición a alergenos y el cambio climático, como desencadenantes, así como una historia familiar de asma.
Algunos pacientes tienen una variedad de asma, en la que predomina la tos crónica. En estos pacientes, es fundamental la evaluación de la hiperreactividad bronquial, así como la búsqueda de eosinófilos en esputo. Otros pueden presentar broncoconstricción inducida por el ejercicio. Típicamente, el fenómeno se desarrolla dentro de 5 a 10 minutos después de completar el ejercicio y rara vez ocurre durante el mismo. Los pacientes experimentan síntomas de asma típico, o algunas veces puede presentarse como tos persistente, síntomas que se resuelven espontáneamente dentro de 30 a 45 minutos.
Desde el examen físico, generalmente es difícil sustentar el diagnóstico, salvo que se examine al paciente durante sus crisis respiratorias.
La demostración de la reversibilidad de la alteración de la función pulmonar, reforzará el diagnóstico. Hablando de reversibilidad, esta se define como mejoría rápida en la medición del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). Específicamente, un cambio en el 12% o 200 ml en el FEV1, luego del uso de broncodilatador, es diagnóstico. También ha de tenerse en cuenta que la definición espirométrica de obstrucción del flujo aéreo, proviene de la relación FEV1/ FVC (capacidad vital forzada) (menor de 0,7)
En el asma es importante clasificar la gravedad del mismo en base a intensidad y frecuencia de los síntomas y adecuar el tratamiento farmacológico al nivel de gravedad.
Como premisas generales debemos considerar las siguientes:
1,- Antes de iniciar un nuevo tratamiento farmacológico se debe comprobar la adherencia del preexistente, la técnica inhalatoria y eliminar los factores desencadenantes.
2.- Los corticoides inhalados (CI) son los fármacos preventivos recomendados en adultos y niños para conseguir todos los objetivos del tratamiento.
3.- El tratamiento de primera elección para combinar con los CI en adultos es un beta-agonista de larga duración (BALD). La asociación debe tenerse en cuenta antes que incrementar la dosis de CI. 4.- Si, tras la combinación anterior, no se consigue un control apropiado de los síntomas, se recomienda incrementar la dosis de CI de baja a intermedia
Respecto a los inhaladores:
1.- La prescripción de inhaladores debe llevar aparejado el entrenamiento en el uso del dispositivo y haber demostrado una técnica satisfactoria.
2.- Debe evitarse la prescripción genérica de inhaladores que podía provocar que a los pacientes asmáticos se les dé un dispositivo con el que no estén familiarizados y que no sean capaces de usar de forma apropiada.
En el caso de Susana, le informamos del diagnóstico (asma persistente moderada) y reforzamos la intervención para abandono del hábito tabáquico. Instruimos sobre uso de dispositivo de inhalación y comenzamos tratamiento con Corticoides inhalados a dosis media + Broncodilatadores de vida media larga. A las pocas semanas la tos había cedido, encontrándose la paciente mucho mejor. Acordamos mantener el tratamiento 3 meses y repetir la espirometria pasado ese tiempo, para intenbtar disminuir la dosis de corticoides inhalados a la mínima eficaz
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